Pasaron varios días y aún no hay una respuesta certera del por qué Cúcuta Deportivo borró en dos partidos el buen semestre que venía construyendo durante el primer semestre del Torneo de Ascenso. Tan es así que si Cúcuta Deportivo no pierde en el escritorio el partido vs. Atlético, el equipo rojo y negro terminaba primero en la fase clasificatoria.
De aquel equipo que venció con autoridad a Jaguares en Montería, que goleó a Barranquilla en casa o que ganó en Armenia y Neiva con buen juego, y sin recibir goles, parece no quedar nada. Lo sucedido en Bogotá 4-0 frente a Real Cundinamarca y en Neiva 3-0 contra Atlético Huila fue decepcionante. Perder en Bogotá para Cúcuta Deportivo se volvió moneda corriente, pero el tema son las formas. Igual pasó en Neiva donde se vio un equipo entregado, desordenado. Triste. Sin alma.
Y es ahí el punto. Hace 10 días Cúcuta ganaba bien y se perfilaba como el favorito en la B. Incluso, luego del triunfo 1-0 sobre Patriotas en la primera fecha de los cuadrangulares, el motilón había completado 9 victorias de los últimos 12 partidos disputados. ¿Y entonces? ¿se le olvidó jugar al plantel? ¿no entrenaron más que vimos una y otra vez errores infantiles? ¿El técnico Redín se quedó cruzado de manos y no cambió? ¿Una expulsión en Bogotá y otra en Neiva para mantener el nivel?
Me cuesta creer la frase de siempre cuando aparecen las derrotas o las eliminaciones: esa que es ‘vox populi’ y que asegura que José Augusto Cadena, el máximo accionista de Cúcuta Deportivo, manda a parar el equipo porque no le conviene que el club ascienda por costos, negocios y demás.
Y digo que me cuesta creer porque el negocio para los dirigentes, jugadores, técnicos, hinchas y dirigentes gubernamentales es que el equipo de la ciudad esté en primera división. Es ahí donde llegan los patrocinadores, donde los auspiciantes piden espacio para poner su marca en la camiseta, en la pantaloneta en todos los lugares. Y ni hablar del apoyo y lo que le sirve a la ciudad en términos de industria, visibilidad y hasta laboralmente. Es volver a sonar en Colombia.
En fin, que cada uno, jugadores, técnico y dirigencia, asuma sus errores. De este lado estamos los hinchas que siempre estamos listos y dispuestos para dar más, para asistir al estadio o pagar el partido para verlo por tv y soñar con una victoria. Sin ir más lejos, con ese equipo que en la fase clasificatoria ganaba y jugaba bien. Porque luego de las tristes derrotas en Bogotá y Neiva aún no hay una respuesta del por qué pasó, más allá de que seguro algo sucedió y no lo vamos a saber. Así haya un ‘premio’ en la mitad en el que ustedes y yo, o nosotros, no nos pongamos de acuerdo.
Por: Leonardo A. Duque Soto
Especial para www.soyrojinegro.com