Por: Ricardo Villamizar Tomado del Facebook
Q.E.P.D.
Los cucuteños raizales o no, los que conocimos a Gardel, el del “haba, maíz, maní, …si hay, muchachos”, tal vez consideramos a Roque su reemplazo, obvio con estilo diferente, algunos incluso creían que era hijo de él.
De Roque fui su cliente en el estadio, él siempre con su “amable” sonrisa acompañada de una pícara y socarrona mirada (léase bien, no confundir).
Luisito, así también le decían, a pesar de sus maneras y ademanes, era arrecho peleador, pero a su vez amable con quien se le daba la gana. No se dejaba tumbar cuando se armaba el desorden en las tribunas, cuando su ronda coincidía con un gol del Cúcuta Deportivo. Bueno, a veces le botaban las cosas de su cajón, la mayoría se las devolvían pasada la celebración, otros le mandaban su manotazo más abajo del cajón, por detrás.
Tenía una curiosa, pero ordenada manera de llevar entre sus alargados dedos los billetes de las ventas, como haciendo un abanico con un cuasi preciso sistema para dar las vueltas (siempre a su favor).
Fiaba y a veces regalaba dulces como degustación, pero después se desquitaba subiéndole de más a lo otro que vendía.
Como líder de barrio fue servicial con sus amistades, amigo de políticos, concejales, diputados, alcaldes, gobernadores, a casi todos les sacaba provecho en beneficio de su sector de crianza, el barrio La Libertad.
Mi querido amigo Cristóbal Parra, también lamentablemente fallecido, amigo de infancia de Roque por allá en los años 70’s en el para esa época naciente barrio La Libertad, contaba unas pilatunas e historias de ellos, divertidas, pero impublicables.
Roque Villamizar, personaje típico en las grandes gestas de la Toto y, por supuesto, del estadio General Santander con el DGCD.
Paz en su tumba.
QEPD Roquito.
Nota: Los cucuteños a los dulces o caramelos le decimos pipas.
