¿Existe algo mas lindo que reencontrarse con tus recuerdos y ese amor de toda la vida? Fuí ese hincha que vuelve al estadio y saborea de un buen triunfo.
Tarde fresca, quizá sólo en el recuerdo de mi mente, en los aficionados de mis generaciones quedaron las filas eternas alrededor del vetusto General Santander, donde nos apiñabamos unos a otros dos o tres horas antes de cualquier juego del Cúcuta Deportivo de los 80. Hoy apenas llegue 30 minutos antes, ni siquera se presagiaba una entrada de tres mil quinientos espectadores, vale decir que existía el 2×1, pero si, de un momento a otro aparecieron los hinchas a esa cita infaltable, del que ama a su equipo y le dedica dos horas de su descanso dominical para ver si hay mejora, si por lo menos en la tribuna se gita goool!!! hp. Si hubo grito y hasta tres que llegaron en el primer tiempo, porque con la barriga llena el ‘gato’ se regodeó y en el segundo tiempo durmió la siesta.
Aun hay tradiciones que no se pierden, como la de saborearse una paleta de agua, limón, mora, en fin o el ahora bofe, sofisticado envuelto en bolsa plática, el que antes vendía. Roque, es un distinguido empleado de la administración.
Pero que sorpresa la mía, cuando escuché ofrecer por parte de vendedor las famosas ‘solteritas’, uy se retorcian mis recuerdos con el sabor de la crema amarillenta y la crocante galleta. Pero mi sabor encontró aun mas el gusto, cuando los nuestros goleaban a un calenturinero equipo que solo aguantó los primeros 45 minutos. Luego se diluyó entre la ansiedad y la impotencia.
Cúcuta me hizo sentir la brisa del triunfo, de los buenos recuerdos, de los hinchas que van a ver ganar y se van felices porque así fue, una sana costumbre de los equipos que persiguen objetivos y de paso llenan el apetito de los siempre exigentes compradores de las solteritas, porque como reza el refrán el que se come una se come dos y hasta tres.
Fue mi retorno a la cancha donde aprendí que el fútbol y el cariño por un equipo es como el amor verdadero, ni se compra, ni se vende, ah y para toda la vida.